sábado, 26 de noviembre de 2011

TEORIA SOBRE EL ORIGEN DE LA VIDA

Origen de la vida:
Todas las teorías científicas acerca del origen de la vida exigen que la edad de la Tierra sea de varios miles de
millones de años. Se tienen pruebas que apoyan esa suposición. Una de las líneas de evidencia se basa en la
observación de otros universos y en los estudios de las atmósferas de nuestros planetas vecinos.
Son dos las principales teorías acerca del origen de la vía. La teoría creacionista, basada en gran medida en la
narración bíblica del Génesis, afirma que la Tierra no tiene más de 10,000 años de edad, que cada especie fue
creada por separado durante un breve lapso de actividad divina ocurrido hace unos 6,000 años y que cada
especie tiene a mantener a través del tiempo su peculiaridad única y bien definida. El creacionismo científico,
un replanteamiento reciente de la teoría creacionista postulado por un grupo de geólogo e ingenieros
conservadores, fue causa en Estado Unidos de una serie de infructuosas batallas legales provocadas por los
fundamentalistas, quienes se empeñaban en que los sistemas escolares laicos estadounidenses incluyeran la
teoría creacionista como parte de las clases de biología, en las que por supuesto se enseña el concepto de
evolución.
La otra teoría (evolucionista) afirma que la vida surgió en un punto selecto ubicado en el extremo superior del
espectro continuo de ordenamientos cada vez más complejos de la materia. Es decir, que cuando la materia se
vuelve suficientemente compleja aparecen las características asociadas con la vida. A pesar de que ésta es una
teoría mecanicista, en ella se dio cabida a epifenómenos biológicos como el amor, la conciencia, la moralidad,
etc. cualidades que aparecen en las formas biológicas más danzadas; por ejemplo, el ser humano. Los biólogos
se inclinan por un origen natural de la vida.


Hipótesis de Alexandr Ivánovich Oparin

En la teoría mecanicista de la vida se postula que la mejor manera de explicar las complejas reacciones de los
seres vivos es recurrir a las propiedades de sus partes componentes, además, se afirma que una ordenada
serie de fenómenos de causa y efecto condujo al surgimiento de la vida a partir de conjuntos de sustancias
inorgánicas sencillas, las cuales fueron convirtiéndose en macromoléculas orgánicas cada vez más complejas.
A. I. Oparin presentó a sus colegas soviéticos en 1924 una clara y rigurosa explicación de cómo pudo haber
acontecido esa evolución de la vida a partir del reino abiótico de la química y la física. Para 1936, sus ideas ya
habían sido aceptadas en el mundo entero.
La hipótesis de Oparin principia con el origen de la Tierra hace unos 4,600 millones de años. Es casi seguro
que la atmósfera primitiva era reductora, quizá con altas concentraciones de metano (CH

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), vapor de agua

(H2O), amoniaco (NH3) y algo de hidrógeno (H2). Una atmósfera de esa naturaleza debió promover la síntesis
química. Conforme la Tierra se enfrió, buena parte del vapor se condensó para formar los mares primitivos.
La mayor parte del trabajo experimental de Oparin se relacionó con la exploración de las propiedades de los
coacervados y su posible participación en la evolución de las primeras células vivas. En opinión de este
científico, desde las primeras etapas del desarrollo de la materia viva debió haber síntesis de proteínas a partir
de los aminoácidos.
Stanley Miller dio apoyo experimental a la idea de Oparin de que las condiciones y las moléculas inorgánicas
simples de la atmósfera primitiva del planeta tenían realmente la capacidad de combinarse para formar
moléculas orgánicas de los seres vivos. Miller, quien fue discípulo del premio Nobel Harold Urey (University of
Chicago), dispuso un aparato de Tesla que producía pequeñas cargas eléctricas en el interior de un sistema
cerrado que contenía metano, amoniaco, vapor de agua y un poco de hidrógeno gaseoso. Los resultados de
esa estimulación enérgica de una atmósfera parecida a la de la Tierra primitiva fueron asombrosos. Se formaron
diversas moléculas orgánicas entre las que se destacaron cetonas, aldehídos y ácidos, pero lo más importante
de todo fue que se sintetizaron aminoácidos. Dado que las proteínas son indispensables para la estructura y el
funcionamiento de las células vivas.


Aristóteles que los peces, las ranas, los ratones, los gusanillos y los insectos se generaban a partir de un
material creador adecuado, procedente del lodo, de materia orgánica en descomposición y de los suelos
húmedos. En la edad Media, esta teoría se vio reforzada por la literatura y algunas ideas fantásticas como la
que afirmaba que los gansos eran producidos por los “árboles gansos”, bajo ciertas condiciones. En el siglo
XVII, Juan van Helmont, un científico belga, construyó un aparato ara generar ratones de las camisas viejas.
En el siglo XVII, cuando el físico y poeta italiano Francesco Redi refutó, en torno a 1660, la idea imperante de
que las larvas de las moscas se generaban en la carne putrefacta expuesta al aire. Francisco Redi (1626 –
1627), poeta y médico italiano llevó a cabo un experimento de gran trascendencia, motivado por sus ideas
contrarias a la generación espontánea. Concluyó, como resultado de su experiencia, que los gusanos no eran
generados por la materia putrefacta, sino que descendían de sus progenitores como todos los animales. Redi
formuló la llamada teoría de la biogénesis en la que afirmaba que la vida sólo se origina de la vida. En 1768,
el naturalista italiano Lazzaro Spallanzani eclesiástico italiano, demostró que si un caldo se esteriliza por
medio de calor y se tapa herméticamente, no se descompone debido a que se impide el acceso a los
microbios causantes de la putrefacción. Spallanzani empleó en sus experimentos cultivos de vegetales y otras
sustancias orgánicas, que después de someter a elevadas temperaturas colocaban recipientes, algunos de
los cuales cerraba herméticamente, mientras que otros los dejaba abiertos, lo que dio como resultado que en
los primeros no se forma microbio, en tanto que en los abiertos sí. En 1836, el naturalista alemán Theodor
Schwann proporcionó pruebas adicionales mediante experimentos más meticulosos de este tipo. La polémica,
que duro más de dos siglos y en a que algunos científicos apoyaban la generación espontánea y otros la
biogénesis, concluyó con el empleo del “matraz de Pasteur”, inventado por el químico y microbiólogo francés
Louis Pasteur, quien resumió sus hallazgos en su libro Sobre las partículas organizadas que existen en el aire
(1862). En caldos de cultivo estériles, que se dejaba expuestos al aire, él encontraba, al cabo de uno o dos
días, abundantes microorganismos vivos. El botánico alemán Ferdinand Julius Cohn clasificó a estos
organismos entre las plantas (una clasificación vigente hasta el siglo XIX) y los llamó bacterias. Al final, el
físico británico John Tyndall demostró en 1869, al pasar un rayo de luz a través del aire de un recipiente, que
siempre que había polvo presente se producía la putrefacción y que cuando el polvo estaba ausente la
putrefacción no ocurría. Estos experimentos acabaron con la teoría de la generación espontánea.
La panespermia
Existen, además de la generación espontánea, otras teorías que tratan de explicar con ciertas bases
científicas el origen de la vida en nuestro planeta. Una de ellas es la panespermia, propuesta en 1908 por
Arrhenius, y que afirma que ciertos gérmenes vivientes llegaron adheridos a algunos meteoritos, a los que se
les da el nombre de cosmozoarios. Éstos, al encontrar las condiciones adecuadas en los mares terrestres,
evolucionan hasta alcanzar el grado de desarrollo que presentan los organismos en la actualidad.


Origen de la vida en la Tierra
Es una declaración demasiado obvia decir que las condiciones de la Tierra fueron distintas al principio de lo
que son ahora. La superficie del planeta fue quizá lo bastante caliente como para hervir el agua y la
atmósfera consistió de gases venenosos. Las condiciones eran inhóspitas para la vida, como la conocemos
ahora; sin embargo, bajo estas condiciones austeras, se piensa que la vida se originó hace aproximadamente
3 mil millones de años. La mayoría de los científicos piensan que la vida surgió de sustancias abióticas.
Alternamente, algunos científicos sugieren que la vida, o cuando menos sus precursores, llegó a la tierra
como esporas llevadas en meteoritos o que quizá fue sembrada por alguna civilización extraterrestre
tecnológicamente avanzada. Sin embargo, estas alternativas sólo dan una respuesta; no explican cómo
surgió la vida inicialmente.

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