El dengue es una enfermedad vírica,
transmitida por la hembra de una especie de mosquitos (Aedes aegypti), que provoca fiebre muy
alta, acompañada de dolores de cabeza, articulaciones y muslos; en algunos
casos provoca la muerte de la persona, y no hay una terapia específica para
vencerla. Cada año se registran entre 50 y 100 millones de casos de dengue en
todo el mundo.
Para reducir la población del mosquito que transmite el dengue sin utilizar
pesticidas, se han creado mosquitos transgénicos de esta especie, de manera que
pueden reproducirse, pero sus crías morirán antes de alcanzar la madurez.
La eficacia del experimento se ha ensayado, no sólo en condiciones de
laboratorio, sino también con la liberación masiva de 20.000 mosquitos macho en
la isla de Gran Caimán, y los científicos presentan ahora las conclusiones del
ensayo en la revista Nature biotechnology.
Pese a los resultados esperanzadores
para esta estrategia de lucha contra el dengue, han surgido críticas por los
riesgos potenciales que pudiera tener para la salud y/o el medio ambiente, en
opinión de algunos expertos.
La estrategia consiste en preparar en el laboratorio, mediante ingeniería
genética, una estirpe de mosquitos que precisan tetraciclina para vivir. Al
soltarlos, los machos compiten por las hembras en las poblaciones naturales y
tienen crías, pero éstas, en ausencia de tetraciclina, mueren antes de alcanzar
la madurez y no se reproducen.
El problema, plantean algunos expertos, es que, durante el desarrollo de
varias generaciones de mosquitos transgénicos en laboratorio, puede
desarrollarse alguna forma de resistencia al gen letal y, si se liberan esos
insectos resistentes, pueden suponer un problema.
Otro problemas es que en la selección de mosquitos machos y hembras, en el
laboratorio, se cuela hasta un 0,5% de hembras, lo que resulta en un número
significativo cuando se trabaja con millones de insectos. Al ser las hembras
las que transmiten el dengue, un incremento de su cantidad en una zona supone
un riesgo añadido no despreciable para la población. Oxitec afirma que ha
diseñado una solución para esta pega: una modificación genética que hace que
las hembras no sean capaces de volar, lo que facilita enormemente su selección
antes de la suelta de estos ejemplares transgénicos.
Algunos especialistas
han señalado ya que Oxitec se ha apresurado en la realización de ensayos en la
naturaleza con estos insectos transgénicos sin suficientes evaluaciones
independientes previas y sin debate público.
INFORMACIÓN: El País
Interesante artículo, además da pie a analizar los puntos polémicos del estudio...
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